Marta y su marido

Conocí a Marta en unas vacaciones de Semana Santa en Torrevieja. Yo estaba con unos amigos y fuimos a la disco, Marta estaba con tres amigas más. Nos acercamos y empezamos a ligotear. Marta es muy guapa, de pelo castaño, unos ojos preciosos y un cuerpecito pequeño, tiene todo pequeño – las tetas, el culo y el coño -.

Al salir de la discoteca, Marta y yo nos fuimos a dar un paseo a la playa y nos enrollamos. Después de muchos tocamientos hicimos el amor en la playa, con la ropa puesta; estuvo bien pero no fue nada especial.

Los días siguientes quedamos en la playa por la mañana y cada vez que la veía en top-less me ponía a 1.000, su cara, sus ojos, sus pequeños pechos con empinados pezones así como su culito respingón eran maravillosos. Lo hicimos varias veces más en el apartamento, estas veces fue mejor, nos íbamos cogiendo el truco. Tras los días de vacaciones volvimos cada uno a nuestras ciudades.

No la volví a ver, pero al cabo de un par de años, navegando por facebook, la encontré y, casualidades de la vida se había venido a vivir cerca de mi, nos volvimos a encontrar. Marta se acababa de casar y no parecía que le iba muy bien en su matrimonio; deseaba más sexo y él no se lo daba…obviamente se lo dí yo. Durante una temporada estuvimos viéndonos casi a diario y yo le pregunté que si no tenía miedo que su marido nos pillara, dado que muchas veces lo hacíamos en su casa.

– Él ya lo sabe – me dijo –

Sorprendido le pregunté que si se lo había dicho ella.

– No se lo he dicho, pero nos ha visto más de una vez. Él me lo confesó y me dijo que le había excitado mucho vernos follar.

No podía creer que hubiera hombres que les gusta ver cómo su mujer se folla a otro, pero Marta siguió sorprendiéndome:

– ¿ Te importaría que él nos mirara mientras lo hacemos ?

Ya me conocéis, siempre estoy abierto a nuevas experiencias, así que accedí a la propuesta. Quedamos un día en su casa, al llegar sólo vi a Marta, que estaba completamente desnuda; me besó apasionadamente mientras me tocaba el paquete por encima del pantalón. Fuimos a la habitación – donde no había nadie – y la tumbé en la cama. Recorrí su cuerpo con mi lengua desde su boca hasta su pequeña y poco peluda vagina, donde me paré y lamí sus labios y el clítoris, introduciendo mi lengua en su agujerito. Mientras lo hacia me quité el pantalón y saqué mi polla masturbándome.

Me puse de pie con toda mi boca llena de sus jugos, y al girar la cabeza, allí estaba él, sentado en el sofá, callado, completamente vestido y mirándonos. Me quedé un poco cortado, pero Marta me agarró, me quitó la camisa y comenzó a chuparme la polla y a masturbarme. En ese momento ya me olvidé de él y me centré en Marta…hicimos un 69, la chupé el culo – ya sabéis lo que me gusta eso – nos masturbamos… Marta me tumbó y empezó a cabalgar sobre mí, primero se frotó su coño con mi pene un largo rato y finalmente se lo metió. Yo le tocaba las tetas y le metía un dedo por su culito mientras Marta no paraba de gemir e ir más rápido.

Desvié la vista y le vi a él masturbándose, no me lo podía creer; no se acercaba, no decía nada, sólo miraba y se masturbaba. Marta le miraba de vez en cuando y sonreía; luego se volvía a centrar en mí, meneándose continuamente.

Me corrí en su vagina y ella cayó sobre mi cuerpo abrazándome y besándome. Estuvimos un rato abrazados, y al levantarnos él ya no estaba. Abandoné la casa y nunca he vuelto a verle.

Con Marta he tenido otros encuentros que ya os contaré, pero él nunca ha estado, aunque otras personas sí…

Deja un comentario